La historia de amor del emperador Adriano y Antinoo

En la antigua Roma la homosexualidad masculina estaba aceptada socialmente y no había ningún tipo de problema, de hecho los quince primeros emperadores, entre ellos Augusto, Nerón o Calígula eran homosexuales o bisexuales.

Esta vez os quiero hablar del emperador de origen hispano, Adriano, que vivió uno de los romances gays más sonados de la historia con el joven efebo Antínoo.

Desde el primer momento que lo vio, Adriano el hombre más poderoso del mundo se quedo locamente enamorado del joven efebo Antínoo.
Antínoo recibió la mejor educación del momento y formo parte del séquito de Adriano, acompañándole a todos los viajes que hizo por el Imperio Romano.

En uno de esos viajes ocurrió una tragedia, ya que Antínoo murió ahogado en las aguas del río Nilo, cuando este solo contaba con dieciocho años. Los motivos de su fallecimiento siguen siendo un misterio. Algunos historiadores cuentan que fue un nefasto accidente, otros que fue una conspiración por parte de la mujer de Adriano debido a los celos y ya por último los que dicen que fue un sacrificio de amor.

La reacción de Adriano al enterarse de la muerte de su amado fue de profundo dolor. El emperador funda la ciudad de Antinóopolis en el mismo punto donde había fallecido el joven, divinizo su figura y su culto se extendió por numerosas partes del imperio, dio nombre a una constelación, emitió monedas con su efigie y sus estatuas se convirtieron en modelos icónicos.

La bella pero a la vez trágica historia de amor entre Adriano y Antínoo ha inspirado a autores de todas las épocas, autores como Oscar Wilde que en su obra La Esfinge habla de la pasión de ambos:

"Hablame de aquel verde atardecer cargado de perfumes, cuando acostada unto a la ribera viste elevarse de la barca dorada de Adriano la risa de Antínoo, y cuéntame como bebiste en la corriente calmada tu sed y como contemplaste como una mirada ávida y ardiente el cuerpo de marfil de aquel joven y bello esclavo cuya boca parecía una granada"  
La Esfinge 1894

El poeta portugués Fernando Pessoa dedica un poema en 1918 a la tristeza del joven Antinoo

"La lluvia, afuera, enfría el alma de Adriano. El joven yace muerto. En el lecho profundo, sobre él todo desnudo, la oscura liz del eclipse de la muerte se vestía. A los ojos de Adriano, su dolor era miedo"

Pero es Marguerite Yourcenar en las memorias de Adriano, donde narra el ferviente amor que sintió Adriano por Antinoo.

Sin duda merecía la pena recordar en el blog la bella historia de amor que tuvieron Adriano y Antinoo.

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